Por KIKO GARCÍA WIEDEMANN
El buen y gran filósofo (y no siempre los dos adjetivos viajan juntos) Alfredo García Trevijano, en su infinita bonhomía, me regaló (con Ángel Ramírez Medina como eslabón intermedio y necesario) un delicioso y desesperante libro con el siguiente título: "El estupidiario de los filósofos".
Su lectura es abrumadora. Cuántas y cuántas memeces son capaces de decir los filósofos. No es menos cierto que si se hicieran “Estupidiarios” por gremios, profesiones, géneros o especies, no creo que el número de memeces fuera menor. Pero guardamos para con los filósofos cierta reserva acerca de su falta de inteligencia que no acerca de su sentido común (un buen filósofo, o filósofo a secas, debe apartarse del sentido común como de la más hiriente y contaminante plaga venenosa: por ello debe de-lirar, salir del surco o trazar uno no recto, o no surco, incluso).
El caso es que el libro se goza y disfruta, pero también se sufre y martiriza cuando observamos a excelsas luminarias del pensamiento descender a la ponzoña de la necedad en muchos casos. Y, como yo jamás renuncio a un profundo baño mefítico y, sintiéndome diana absoluta de aquellas Leyes fundamentales de la estupidez humana que el gran Carlo Cipolla nos ofreció como reflexión suprema, entrego alguna de estas sombras de médanos delirados, que certifiquen, una vez más y quizá para siempre, lo gran estúpido que soy, aunque a veces me precie de serlo o por serlo quizás. Una de las advertencias cardinales de Cipolla era que nadie se reconocía a sí mismo como estúpido, pero no quiero que el reconocimiento de la enfermedad me ayude a superarla. Se está bien entre la ponzoña mefítica… Quien lo probó lo sabe.
●¿Qué dura más el instante más largo de la hora más corta o el instante más breve de la hora más larga? Saquen el cronoescalímetro y empiecen a medíserla.
● Contraposición: Spinoza dijo: Cada cual, en efecto, lo regula todo según su sentimiento; aquellos que están divididos entre sentimientos opuestos no saben qué es lo que quieren; aquellos que no sienten nada son llevados de una parte a otra por la más ligera impresión.
Cesare Pavesse dijo: Quien tiene una pasión dominante, odia en función de ella al género humano, porque todos le parecen, con relación a su pasión, rivales o, al menos, resistencias.
¿A quién odian los divididos? ¿A qué y a quién resisten?
¿Por qué es infame el viaje de las más ligeras impresiones?
● Llamamos excepciones al devenir de una rutina que no existe.
● Se equivocan los que creen que la cuestión es dilucidar el sentido del escepticismo. El eje de la cuestión debería partir de que el escepticismo nunca deja de tener sentido. Nunca.
● Si la lógica del tiempo es la demostración de la imposibilidad del presente, sólo nos queda centrarnos en el análisis de las sombras del tiempo (del que fue, del que es, del que será).
● La filosofía puede resumirse como el esfuerzo para llegar a una idea simple (lo más simple posible) a través de un proceso (muy) complejo.
● ¿Es la Identidad la autodeterminación de la voluntad? Ontología del deseo = Soy las cosas que no tengo.
● ¿Es la libertad libre? ¿Es libre la libertad?
● No hay una (1) felicidad. Hay tres (3): sentirse afortunado con lo que se es, con lo que se tiene, con lo que se espera. Lo que sea la Fortuna ya es otra cosa.
● Si dejas que los malos tiempos se vayan, nada hace presente a los buenos.
●Razón de las drogodependencias: a) La heroína es la muerte de los que no quieren morir. b) La cocaína es la vida de los que no tienen vida. c) La marihuana es la risa y los sueños de quien vive en la tristeza y no puede soñar. d) ¿El alcohol? Un disolvente. Hace aparecer al yo verdadero, a veces; al oculto, también; al que se niega a sí mismo, demasiado; al que delira sin dejar de estar sujeto a la mierda de realidad de mierda.
● El estilo es tan sólo un arma de repetición. Cosa que se aplica al arte, al pensar y al ser incluso más pedestre y vulgar que se enfatiza de sí mismo. Lo que no sabe el estilo es contra qué dispara. Quizás contra sí mismo y esa es la razón de su consumación y fracaso.
●Los discípulos del Gustavo Bueno creen haber heredado un método cuando, en realidad, tan sólo es un tono (muy desagradable y arisco, la verdad).
●El desaliño es militancia política. Al menos el que practicamos los perezosos. Una de las pocas formas de insumisión que aún se le permiten, y reprochan, al ser humano.
● Interrogatorio policial: - "¿Es usted o bien su hermano gemelo?". - "Yo soy yo, y mi hermano es mi hermano" -dicho quizás ya con deseperación en la voz-. - "Eso es lo mismo que él dice".
●La sabiduría es expresión y concepto de harto dificultosa explicación. Pero, a veces, hay modos de delimitarla y fijarla aunque sea por un instante. No entender a Heidegger es signo de sabiduría.
●«La soledad crea extraños compañeros de cama». Lo dijo abrumado por la estúpida responsabilidad de quien cree que las palabras quedan fijas en el hielo del aire. Se acarició levemente aquella frente sacrificada al ahínco, ensimismado quizás en el eco de su voz eternizada. Y desde la misma profundidad miope sacó un guiño picaruelo a un anuncio satinado: «La cama hace extraños compañeros de soledad». Pero inmediatamente se dijo en media lengua: «La cama hace compañera extraña a la soledad»; y aun sin acabar: «Lo extraño de la soledad hizo a la cama»; y, también: «La cama de la soledad me hizo extraño»; y, después, «La extraña cama de la soledad me hizo»; y, … En el aire quedó la fragancia del despertar de las sábanas agitadas, el rostro envejecido y cuarteado de cada mañana como el limpio recuerdo de una muerte diaria... Y ninguno mentía.