sábado, 26 de diciembre de 2009

Y la laicidad, ¿para cuándo?

Artículo del autor del blog aparecido el 14 de julio de 2008 en el diario "La Vanguardia":

No faltan en el PSOE defensores de este valor democrático en el que aún nuestra democracia es deficitaria, pero su defensa emerge y se diluye en los mensajes de sus líderes según la ocasión. Esta legislatura debe ser el momento en que este termómetro de la salud democrática alcance el lugar que se merece y tiene en otros países europeos.

Los gobiernos de Zapatero han sacado adelante con firmeza leyes innovadoras que restituían derechos históricamente mancillados, sin ceder ante la bronca callejera de Iglesia y derecha. Sin embargo, tras décadas de democracia, retirar un crucifijo de un espacio público es una odisea que comienza en grescas escolares y termina en sentencias que no resuelven nada. Tampoco esperaba ver al presidente prometiendo su cargo por segunda vez ante Biblia y crucifijo.

A todo esto llegó el 37º Congreso con tres propuestas de abecedario democrático: supresión de símbolos religiosos en espacios públicos y de funerales de Estado, así como denuncia de los acuerdos preconstitucionales con el Vaticano que consagran privilegios tridentinos.

Respecto a la última, tal vez la más necesaria, fue rechazada por abrumadora mayoría (todos menos uno). Pero las dos primeras quedaron también en agua de borrajas. El Sr. Jáuregui dijo entonces que “la laicidad no tiene constituida una liturgia alternativa” (¿no asistió al digno sepelio de Fernán Gómez?) y que la reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (mejor ‘de conciencia’) se hará “con mesura”, porque “nadie puede esperar que un país cambie de la noche a la mañana” (en especial si los poderes impiden el cambio). Me suena a excusas para disimular un vergonzante miedo a perder votos (las cábalas por el codiciado voto de centro).

Los socialistas no quieren actuar en este ámbito “por imperativo legal”. Pero urge legislar porque se están lesionando derechos y sin normas claras corremos el riesgo de retroceder en lo ya logrado.

Además, diversos colectivos e instituciones (Asociaciones, Sindicatos, Partidos, Confederaciones de AMPAS, Consejo Escolar del Estado) llevan años pidiendo avances claros en este asunto para el que nunca parece llegar el día propicio.

¿Cuánto tiempo seguiremos discriminando a nuestros hijos en las escuelas por las creencias o increencias de sus padres; o viendo a nuestros cargos públicos acompañar procesiones; o eximiendo a las propiedades de la Iglesia del pago de impuestos; etc?. Me temo que bastante.

ENLACE A "LA VANGUARDIA":

https://www.google.com/amp/s/www.lavanguardia.com/20080714/54061321243/y-la-laicidad-para-cuando-angel-ramirez-medina.html%3ffacet=amp

WWW.FILOSOFIAYLAICISMO.BLOGSPOT.COM


jueves, 24 de diciembre de 2009


Resultados de las elecciones sindicales en la enseñanza.


(Imagen: El Roto-El País)



ÏNDICE DE PARTICIPACIÓN: 43,03 %


(Resultados en Granada:

CSIF 15.
CGT 3. USTEA 4. ANPE 4. APIA 2. CCOO 9. UGT 6. )

Adiós al José Guerrero


El domingo 12 de diciembre es el último día en que se podrá visitar este Centro con diez años de vida

Invertir en cultura no aporta votos, pero transforma la sociedad: el arte nos mejora al hacernos felices. Como escribió aquel loco maravilloso, "tenemos el arte para sobrevivir a la verdad"


(José Guerrero,
Lateral-1974)



Dicen que sale muy caro a la institución que lo sostiene, la Diputación. Sin embargo, la emisora de TV local ha costado a los granadinos casi 3 millones de € en sus poco más de dos años de vida. Cuando, dentro de cierto tiempo, algún ilustrado lea la crónica de este suceso, le costará creer que una cosa así llegara a suceder. Es la lacra de la mala política, esa de cortas miras y manos largas... Las cosas del ¡Tó Graná!

(Parece que la mediación de la Consejería de Cultura de la Junta ha salvado in extremis al museo. Nos mantenemos a la expectativa)

Laicismo, el valor de la escuela democrática (I/II)

“La ley de separación de las iglesias y el Estado, es la marcha deliberada del espíritu hacia la plena luz, la plena ciencia y la entera razón” (Jean Jaurés)


La presencia de la formación religiosa doctrinaria en el currículo oficial de nuestro sistema educativo, constituye una situación consolidada, pero atípica, que provoca tensiones y nos impide disfrutar de una escuela democrática. Los alumnos que no la reciben, o sus padres, no deciden en libertad: es el deseo de doctrina de sus compañeros creyentes –al que un Estado aconfesional debe permanecer ajeno–, el que les obliga a recibir una enseñanza alternativa de baja calidad. Son las consecuencias de una incursión ilegítima de lo privado en lo público que lesiona derechos individuales y colectivos, disgrega la sociendad y socava los pilares de la convivencia democrática.
Constatamos el largo trecho que, a pesar de lo lejana que queda ya la Ilustración, resta aún por recorrer en el camino hacia el verdadero establecimiento de la independencia del poder político respecto al religioso, permitiendo así el respeto de todas las opciones ideológicas. En los colegios de nuestros hijos nos encontramos con heraldos muy significativos: crucifijos presidiendo aulas, celebraciones religiosas para el inicio de curso, padres que dicen haber apuntado a sus hijos en religión católica porque no ven claro en qué ocupan el tiempo los que no la escogen o incluso por miedo al ‘señalamiento’ de sus hijos, etc. La presión social aquí ejerce un papel importante, en particular cuando se aproximan fechas especiales como las primeras comuniones, expresión de los antiguos rituales del tránsito a la pubertad. La situación se ve agravada por la circunstancia de que los niños de la alternativa a las doctrinas religiosas, deben abandonar el aula durante la hora en que éstas se están impartiendo. Entonces son conducidos a algún lugar de la escuela en el que matan el tiempo, pues en muchos centros públicos no se ofrecen alternativas, no ya atractivas, ni tan siquiera dignas: lo más común es que no se oferte nada, con el pretexto de que son muy pocos alumnos –por ese mismo argumento deberíamos de abandonar aspectos tan integradores de la LOGSE como la diversificación curricular–. Todo esto queda a merced de la buena voluntad del maestro–tutor que, en muchos casos, es bastante.
Por lo que se refiere a la legalidad, la clave está en los predemocrátios acuerdos con el Vaticano. Quizás el Tribunal Constitucional aborde, por fin, la propia constitucionalidad de los mismos, en cuyos artículos encontramos imposiciones intolerables para cualquier Estado democrático: “Los planes educativos incluirán la enseñanza de la religión católica en todos los centros de educación, en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales” (art.2). Pertenecen a otros tiempos, fueron gestados antes de la aprobación de la Constitución y firmados el día 3 de enero de 1979. No olvidemos en qué contexto histórico: la Iglesia supo aprovechar la situación de un gobierno acosado (Suárez) en una democracia todavía balbuciente para, partiendo de su estatuto de poder fáctico, asegurarse una presencia ventajosa en dos ámbitos esenciales: el económico y el educativo. Izquierda Unida ha denunciado estos acuerdos, pero los dos partidos con posibilidades de gobernar (PP y PSOE) hacen caso omiso. ¡Qué lejanos suenan ahora esos alegatos laicistas que formulaba el candidato Zapatero! A lo más que ahora podemos aspirar es a que el gobierno socialista vuelva a dejar las cosas como estaban: religión evaluable (aunque no computable) y dentro del horario escolar y, para quienes no deseen recibirla, a matar el tiempo con lo que dispongan los señores prelados. Es decir, de avance, nada...
(Seguir leyendo en Escuela laica, Estado laico)
AULA LIBRE DIGITAL y LIBRE PENSAMIENTO, nº 60. Febrero de 2009


ENLACES:

Fundación Francesc Ferrer i Guardia

(Sitio que conserva la memoria del gran maestro y pegagogo anarquista. Revista Espai de llibertat del movimiento laico y progresista)


Asociaciones laicistas:

Granada Laica

Extremadura Laica

ACEL (Valladolid)


Análisis crítico del nuevo ROC

¡Échame otra reformita!

En educación, la “furia reformista” de los gobiernos de la democracia no cesa: ya van seis leyes orgánicas, seis, en poco más de veinte años, más las innumerables órdenes y decretos autonómicos. Tan pronto la filosofía es obligatoria, como deja de serlo; o hay optativas que aparecen y desaparecen; y lo mismo sucede con los nombres y contenidos de las asignaturas o con los criterios de evaluación y de promoción. Ya de entrada, el barullo de siglas (LOGSE, LOCE, LOE, LEA…) me parece descorazonador. La Consejería de Educación acaba de publicar el borrador de su enésima propuesta reformista para una nueva organización de los IES. Veo dos aspectos novedosos: se otorgan más competencias a la dirección de los Centros (con atribuciones sancionadoras y de contratación de sustitutos -artículos 64 y 65-), y se reorganizan los departamentos didácticos (artículo 74). Creo que no es el momento de reforzar la figura del director, cuando el proceso de elección del mismo ha perdido en representatividad (ya que no es el Consejo Escolar quien lo vota, sino una comisión creada ad hoc y presidida por un inspector) y el número de directores designados a dedo por la Administración (por falta de candidatos) afecta a muchos Centros. La segunda propuesta va a suponer que los dieciséis departamentos didácticos actuales queden reducidos a ocho y que se creen dos nuevos (de innovación y de evaluación). Esto hará que departamentos como el de Dibujo, por citar uno, dejará de existir para disolverse junto a los de Música y Educación Física, bajo el decimonónico epígrafe de “Departamento Cultural, artístico y deportivo”. ¡Qué gran contribución a la mejora de la formación artística de nuestros sufridos alumnos! A partir de ahora, ya no habrá un jefe de departamento para cada una de estas áreas. Lo que, a la postre, significa que, o bien un profesor de Educación Física tendrá que programar contenidos, actividades, etc. de dibujo (¿qué más da una cosa que otra?), o bien que la programación la seguirán diseñando los profesores competentes en cada área pero sin tener ya la reducción de clases que ahora emplean en dichas tareas organizativas. Otro tanto puede decirse de los departamentos de Física, Lengua, Filosofía… Eso sí, respondiendo al clamor de los profesionales de la docencia, se crearán los dos nuevos departamentos antes citados. Resultado: en un centro medio la plantilla se reducirá en un profesor. Lo que, multiplicado por los más de mil Centros de Secundaria de la Comunidad, supone otras tantas plazas de profesor suprimidas. Estos días leemos en la prensa que España incumple todos los objetivos para mejorar el sistema educativo de la UE para 2010, empeorando el nivel de abandono escolar y de comprensión lectora. De modo que, cuando la crisis del sistema arrecia en un país que ya invierte en educación menos que la media europea, no se nos ofrece nada mejor que meter la tijera. Hay tantas cosas que hacer para mejorar sin necesidad de promulgar nuevas leyes. Cosas tan elementales como dotar a las bibliotecas escolares de personal cualificado capaz de sacar adelante planes de la lectura o de instruir a los alumnos en técnicas de investigación (como en Francia desde hace tiempo); o reducir las ratios; o dotar a los Centros con nuevos espacios (como ludotecas) que mitigaran el hacinamiento que algunos padecen; o cubrir las bajas puntualmente; o potenciar la inspección; o facilitar el reciclaje de los profesores sin exigirles que, después de una larga mañana en el Instituto, deban partir sus tardes entre corregir ejercicios, preparar las clases del día siguiente y asistir a cursos de formación. Pero, ¡ay!, ya veo a UGT y CCOO sentados a la mesa de negociación esperando para firmar este nuevo desaguisado, como apoyaron la Propuesta de Calidad y Mejora que por tercera vez han rechazado más de la mitad de los Claustros de Secundaria, a pesar de la gratificación económica que se ofrece a quienes la suscriban. A todo esto, el ministro, que no quiere ser menos, lanza también su ocurrencia. Ahora que todo va tan bien, ¿por qué no incrementar la escolarización obligatoria hasta los 18 años? Si nada cambia, este puede ser el golpe de gracia para un sistema educativo público que llevamos construyendo más de cien años. ¡Cómo se frota las manos la patronal de la enseñanza!

LA VANGUARDIA, 16 diciembre 2009