martes, 14 de septiembre de 2021

Lao Tse y el arte de la paciencia

L'infinito

El filósofo chino Lao Tse (siglo VI a. e.), en su libro sobre el Tao (Camino), afirma poseer tres tesoros que guarda con extremo cuidado y vigilancia: la compasión, la sobriedad y la paciencia.

Aquí las traducciones del chino oscilan entre los términos ‘paciencia’ y 'humildad' ("no pretendas ser el primero"). Son, no obstante, dos virtudes emparentadas: el paciente es el que sabe esperar con ánimo sereno; y la espera no es sino un ejercicio de humildad opuesto a la intransigencia de quien desea las cosas en el acto, con el ímpetu insolente y exigente de la inmediatez. El paciente, asimismo, tiene la capacidad de tolerar las adversidades con buen ánimo. Nada más alejado del carácter egoísta e impulsivo del soberbio.

Pero, a pesar de la proximidad entre ambas, prefiero la virtud de la paciencia, pues la humildad está siempre amenazada por la sombra de la falsa modestia, que es la soberbia del pusilánime, y se acaba transformando en resentimiento.

Creo que no tanto la experiencia, cuanto la paciente espera es la madre de la ciencia y de todo conocimiento.
(Antonio Machado lo dice así: "Sabe esperar, aguarda que la marea fluya / -así en la costa un barco- sin que el partir te inquiete. / Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya".)

Compasión en un mundo tan desigual y violento.

Austeridad en un mundo consumista y degradado ambientalmente. ("No hay mayor calamidad -escribe Lao Tse- que no saber cuándo es suficiente. No hay mayor defecto que la codicia. Solo quien sabe cuándo es suficiente tendrá siempre bastante".)

Y, en un mundo tan apresurado, paciencia para, en los avatares, afrontar nuestras limitaciones y también las ajenas.

Ejercitarnos en estas tres virtudes es tarea para toda una vida: "Quien conquista a los demás tiene fuerza; quien se conquista a sí mismo es realmente poderoso".

Lao Tse defiende, asimismo, la pasividad, el "No-hacer" como conquista del sabio: "Pocas cosas bajo el cielo son tan instructivas como las lecciones de Silencio, o tan beneficiosas como los frutos del No-Hacer".

Es la suya una sabiduría de la reflexión, la contemplación y la renuncia al deseo: "El Sabio conoce sin viajar, ve sin mirar, y logra sin actuar." Y "prefiere lo que está dentro a lo que está fuera".
Pero echo aquí de menos la acción social, el paso de la moralidad a lo que se denomina la eticidad.
Frente a esta versión individualista y contemplativa del arte de construir una existencia feliz (el ars vitae), se erigen las grandes morales occidentales, más práxicas y comunitarias. Desde las propuestas ético-políticas de Platón y Aristóteles, al cristianismo, al formalismo kantiano, o a las éticas dialógicas contemporáneas.

Ahí están los consejos de Francesc Ferrer i Guardia, quien, a principios del siglo XX, recomendaba: "Instruíos y seréis libres, asociaos y seréis fuertes, amaos y seréis felices."
Hay cierta coincidencia entre Lao Tse y Ferrer, pues la compasión y el amor forman parte de la misma familia axiológica. Sin embargo, en sus dos primeras recomendaciones, Ferrer introduce una acción rebelde y transformadora de la realidad, tan humanizante y necesaria en opinión de Albert Camus: "Me rebelo, luego existo", escribió en su L'homme revolté. En el 'no' de la víctima, añade, nace la rebeldía universal que nos confraterniza en la dignidad sagrada (por incondicional) y compartida con todos. O todos, o ninguno. La dignidad a nivel moral (como la democracia, a nivel político), no admite excepción.

Construir una sociedad que garantice el acceso de todos a una enseñanza acorde con los derechos humanos y respetuosa con los contenidos científicos; y que, al mismo tiempo, fomente la colaboración mutua, la igualdad y el respeto a la diversidad (que no la competitividad) y eduque en la inteligencia emocional (en especial, en la virtud de la paciencia). Así como en la erradicación de lo superfluo, sabiendo que la felicidad no está en tener muchas cosas, sino en educar el deseo y la voluntad. Es el reto de siempre y también el de hoy.


(Textos de Lao Tse extraídos de "Tao te king". Versión de John C. h. Wu. Traducción de Alfonso Colodrón. Edaf. Madrid, 2011.)

 

jueves, 9 de septiembre de 2021

Ateísmo digital

Mi colega asturiano Luis Iglesias Huelga, poeta además de profe, parafrasea a Nietzsche proclamando que "el algoritmo ha muerto y lo hemos matado nosotros" (entrevista en la revista digital Filco.es). 

Aunque, como el Loco en Así habló Zaratustra, llegas demasiado pronto, ¡cuánta razón tienes! Los ateos de ahora rechazamos tener canal abierto en YouTube, o cuenta en TikTok, Facebook, Twitter o Instagram, y nos recogemos en un anonimato sospechoso que despierta recelos por doquier. Lean, si no, lo que escribe el profesor José Antonio Pérez Tapias en su Internautas y náufragos (página 88. Trotta. 2003):

"Ante el auge de la religión digital, quizá tengamos que reactualizar el diagnóstico del desencantado Freud de El malestar en la cultura (en su obra anterior El porvenir de una ilusión, aún pensaba que una humanidad que saliera de su infantilismo psíquico, entre otras cosas gracias a la ilustración crítica proporcionada por la ciencia, dejaría atrás las falsas ilusiones religiosas) acerca de los efectos narcotizantes de la religión, inerradicable por su imprescindible función de estabilización social, realizada gracias a la exitosa combinación en la religión como "delirio colectivo" de la necesaria represión con la compensación de la misma mediante gratificantes ilusiones. Todo hace pensar que en el mundo de la globalización economicista a la que asistimos, el nuevo orden busca su estabilización apoyándose también en el digitalismo como nueva "religión oficial", cuya versión sofisticada como nueva gnosis es la que elaboran las élites iniciadas para expresar sus ilusiones de un mundo armónico, pero que cuenta con su respectiva versión de "platonismo para el pueblo", capaz de llegar a las masas en un formato más aligerado, apto para el consumo, y en todo caso consonante con el ciberimperio que tiene en los Estados Unidos su sede y en Silicon Valley el remoto santuario donde se guardan sus más arcanos secretos. No obstante, también esa "nueva ciudad de Dios" que se construye a base de conexiones telemáticas no deja de alimentar en su seno un insoportable malestar."


miércoles, 1 de septiembre de 2021

Ediciones Laberinto, psicología y homosexualidad

Transcribo a continuación el escrito que dirigí el día 24 de agosto a EDICIONES LABERINTO. 

Estimados responsables de la Editorial Laberinto:

Soy profesor de filosofía en el IES P. Manjón de Granada. De un tiempo a esta parte, utilizamos su texto de Psicología para 2º de Bachillerato (Autor: Juan Antonio Vela León). He detectado en el mismo algunos contenidos relativos a cuestiones de género (concretamente en lo referente a conductas homosexuales) que considero inapropiados. Quiero hacerles llegar cuáles son dichos contenidos para que reflexionen al respecto y decidan si deben modificarlos en futuras ediciones.

-Libro de teoría:

1.Página 80: Refiriéndose a la impronta o troquelado: “La homosexualidad masculina entre los animales puede tener su origen en una impronta no habitual: los machos con apego hacia otros machos que ejercieron la función de “madre” tienen tendencia a formar parejas con individuos del mismo sexo”. (Se identifica la homosexualidad como conducta atípica originada por una identificación inadecuada del progenitor en los primeros momentos de la vida).

2.Página 94: Refiriéndose a la terapia aversiva: “Los psiquiatras que, todavía hoy, consideran la homosexualidad como una enfermedad que hay que “curar”, proponen esta misma técnica: Martin Sligman la utilizó en los años 60, pero posteriormente reconoció que solo resultaba eficaz para los sujetos que, más que claramente homosexuales, eran bisexuales”. (Considero fuera de lugar que un libro de texto que solo debe contener información científica contrastada, recoja consideraciones acientíficas de la homosexualidad ampliamente rechazadas por la comunidad científica y la O.M.S. -Organización que, como bien se indica en la página 161, “dejó de considerar la homosexualidad como “trastorno mental” el 17 de mayo de 1990 (desde entonces <<Día Internacional contra la Homofobia>>)”.

3.Páginas 140-141: Refiriéndose a las críticas al Informe Kinsey: “Otros estudios posteriores más cuidadosos han arrojado porcentajes considerablemente más bajos de comportamiento sexual atípico (el subrayado es mío): la homosexualidad pasa de un 10% en el Informe Kinsey a otras cifras que van del 1 al 3% en distintas encuestas realizadas para detectar factores de riesgo en la transmisión del SIDA”. (En este caso, se cometen varios errores: 1.Se refiere, de nuevo, a la homosexualidad como conducta atípica; 2.Se vincula la práctica homosexual con factores de riesgo en la transmisión del SIDA; y 3.No se citan las fuentes de esos supuestos “estudios más cuidadosos” que reducen drásticamente la incidencia de las prácticas homosexuales). En la página siguiente, leemos: “Simon LeVay descubrió en 1991 rasgos distintivos claros en el cerebro de los varones homosexuales, concretamente en el hipotálamo”. (Se refiere aquí a un estudio obsoleto y superado por investigaciones posteriores más rigurosas y aceptadas en las ciencias cognitivas actualmente. Se persiste en la idea acientífica de presentar la conducta homosexual como conducta atípica con carácter patológico y con raíces en un supuesto mal funcionamiento biológico) 

4.Página 156: Refiriéndose a los mecanismos de defensa (en concreto, al desplazamiento): “También podemos convertir deseos o impulsos de los que nos avergonzamos en sentimientos que la sociedad valora positivamente (por ejemplo, el deseo incestuoso en amor paternal, filial o fraternal, o la atracción homosexual en amistad y compañerismo)”. (Se vincula la homosexualidad con conductas socialmente rechazadas, como el deseo incestuoso. Asimismo, se presenta la amistad y el compañerismo como actitudes positivas frente a la atracción homosexual).

-Libro de práctica:

Página 74: En el apartado “Trastornos mentales y conductuales” se plantea la siguiente actividad: “Aplica el doble criterio (individual y social) en la consideración o no de la homosexualidad y la adicción al tabaco como trastornos mentales. Saca tus propias conclusiones y exponlas de forma razonada” (Volvemos a encontrar aquí una referencia a la homosexualidad bajo el epígrafe de “Trastorno mental y conductual”, situándola, además, junto a una adicción -el tabaquismo-).

Ruego consideren y revisen la idoneidad de todos estos contenidos.

A la espera de su respuesta, les saluda atentamente.

Ángel Ramírez Medina

Una semana después, no había recibido ninguna respuesta por parte de la Editorial, ni tan siquiera un acuse de recibo. Tras un nuevo escrito donde les anunciaba otras iniciativas y les indicaba la conveniencia de manifestarse ante mis comentarios, he recibido esta respuesta:

 Buenos días, Ángel. Efectivamente recibimos su escrito y lo hemos compartido con nuestro equipo editorial, así como con el autor del libro de texto. Lo tendremos en cuenta de cara a la futura reedición de este libro con la adaptación al nuevo currículo, donde adaptaremos al mismo no solo esta cuestión, sino todos los temas del libro. Le agradecemos mucho sus comentarios y el tiempo que ha dedicado a ellos, así como el uso de nuestro manual para su asignatura. Un saludo.