domingo, 12 de febrero de 2012

Relaciones Iglesia-Estado español


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Magnífico artículo de Javier Marías en El País Semanal (19/febrero/2012) donde analiza la perversión de valores cristianos (¿?) en la derecha política: Escuela de inmisericordes

domingo, 5 de febrero de 2012

LA MULTINACIONAL DEL PESEBRE

La Iglesia católica es una contradictio in terminis en sí misma. Nos ofrece multitud de oxímoron como esos portales de Belén con figuritas de rostro humilde acogidas en un pobre pesebre, y adosados a fachadas de suntuosos palacios arzobispales poblados por clérigos untuosos que lideran compañías financieras e inversiones internacionales. Pero la galería de ejemplos de oxímoros católicos es muy amplia: una virgen madre o un cura filósofo. ¡Qué poco respeto a la inteligencia!


DEMOCRACIA Y MODESTIA (Albert Camus)

He aquí el regreso. Vamos a reanudar las negociaciones, las mercaderías y las disputas. Los mismos problemas que nos exceden desde hace dos años nos conducirán al mismo callejón sin salida. Y cada vez que una voz libre pretenda decir, sin pretensiones, lo que piensa, una armada de perros guardianes de todo pelo y color ladrará furiosamente para ocultar su eco.
Nada de todo esto es agradable. Afortunadamente, cuando no se albergan sino esperanzas razonables, se siente el corazón fuerte. (…) Repitamos, pues, con tranquilidad y firmeza, con esta inalterable ingenuidad que nos suelen atribuir, los principios elementales que consideramos los únicos capaces de hacer aceptable la vida política.
No hay, tal vez, buen régimen político, pero la democracia es seguramente el menos malo. La democracia no se separa de la noción de partido, pero la noción de partido puede funcionar muy bien sin la democracia. Esto sucede cuando un partido o un grupo de personas se imagina detentar la verdad absoluta. Es por esta razón que el Parlamento y los diputados necesitan hoy una cura de modestia.
Todas las razones de esta modestia están muy bien reunidas en el mundo de hoy. ¿Cómo olvidar que ni la Asamblea nacional ni ningún gobierno poseen los medios de resolver los problemas que nos acosan? La prueba de ello es que ninguno de esos problemas ha sido abordado por los diputados sin que disputas internacionales salieran a la palestra. (…) Está claro que el papel del Parlamento y del gobierno no puede ser, por ahora, más que un papel de administración y que los países, en fin, son interdependientes.
Lo principal sería reconocerlo, extraer las consecuencias convenientes e intentar, por ejemplo, definir en común el orden internacional sin el cual ningún problema interno podrá ser jamás resuelto en ningún lugar. Esto otorgaría a los diputados y a los partidos un poco de esa modestia que hace las buenas y las verdaderas democracias. La democracia, después de todo, nos obliga a admitir que un adversario puede tener razón, a dejarle expresarse y a aceptar reflexionar sobre sus argumentos. Cuando los partidos o las personas se encuentran tan persuadidos de sus propias razones como para decidir cerrar la boca de sus oponentes por la violencia, entonces la democracia no es democracia. (…) Por otra parte, las democracias particulares serán sólo aproximativas en tanto el orden democrático internacional no sea realizado (…) Y este orden, para ser democrático, debe renunciar a los recursos de la violencia.
Estas son, ya se entiende, consideraciones voluntariamente inactuales.

Albert Camus, Combat. Febrero de 1947. (La traducción es mía)


ÉTICA EMPRESARIAL

En general, nuestros responsables políticos hablan muy poco de ética empresarial cuando, en mi opinión, debía hablarse de ello tanto o más de lo que se habla de la necesidad de hacer recortes en los salarios o en las plantillas para ayudar a nuestros empresarios a salir de la presente recesión económica.
En España falta una tradición empresarial y buena parte de culpa de la actual crisis la tiene un empresariado carente de los valores elementales que hacen posible el sostenimiento de cualquier sociedad. Me refiero a la veracidad a la hora de aportar datos, hacer balance y mantener la palabra dada; o la honestidad en las transacciones y en el cumplimiento de sus obligaciones; o bien, el respeto a los derechos del trabajador que es quien aporta lo mejor que posee la empresa (su capital humano).
Cualquiera de nosotros conoce casos de empresas que funcionan bien y rentan beneficios sustanciosos a sus dueños (similares o, en algunos casos, mejores que en los años previos a la crisis) y que, sin embargo, han aprovechado la circunstancia actual para reducir sus plantillas o castigar severamente a sus empleados en lo que se refiere a su horario laboral o a sus salarios. Y no hablamos ya de grandes corporaciones, sino de pequeños o medianos negocios en la hostelería o el comercio.


QUERIDOS AYATOBISPOS
(Maruja Torres.
El País, 5 de febrero de 2012)