sábado, 26 de octubre de 2019

Neofascismo 3.0


En Andalucía, reaparece el rostro de la ultraderecha franquista que, hasta ahora, había permanecido agazapada en el regazo del PP. Repeinados y enchaquetados, vuelven a hablar de libertad y derechos los liberticidas. Vuelven a gritar patria y bandera los patrioteros. Hay una pequeña ventaja: ahora dan la cara y se retratan ante los grandes desafíos de la sociedad actual: la violencia de género, el paro, el trabajo basura, los deshaucios, las migraciones, el envejecimiento poblacional o el cuestionamiento de nuestro sistema político. Pero no esperábamos que obtuvieran tan pronto poder e influencia tan notables: han sido artífices directos en la conformación del nuevo gobierno de Andalucía para los próximos cuatro años. Todos los partidos y las organizaciones sociales y sindicales tendrán algo que hacer y que decir ante esta catástrofe moral. La desmovilización del voto de izquierdas ha sido un factor clave: más de setecientos mil votantes de izquierda se han quedado en sus casas. Mal asunto. Ante una emergencia como esta, no valen argumentos a favor del abstencionismo. Escépticos y anarquistas tienen la obligación de plantearse su abstención ante una situación tan grave. Recuerden la participación de sus predecesores en la Segunda República. A la izquierda, tanto el PSOE andaluz (que no ha querido engancharse al mini-cambio que supone Pedro Sánchez), como Podemos Andalucía, cuyo pacto con IU no ha dado los resultados esperados, tienen su cuota de responsabilidad. A la derecha, Ciudadanos demuestra que su centrismo es pura palabrería. Y el PP abraza a las claras una ideología totalitaria a la que nunca ha renunciado. Fuera de Andalucía, los independentistas catalanes (de izquierda y derecha), además de no alcanzar sus objetivos, están desestabilizando al gobierno de Sánchez y dando alas, razones y votos a las derechas más furibundas. Aunque la prisión preventiva de sus líderes resulte bochornosa. A todo esto, Franco sigue en su Valle, sus víctimas en las cunetas y nuestra sufrida ciudadanía padeciendo recortes en educación y sanidad, paro o contratos basura, emigración forzada, desigualdad creciente, desahucios por los alquileres abusivos de fondos buitre, ciudades contaminadas, zonas rurales abandonadas y un largo etcétera de enquistadas afrentas.