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sábado, 25 de mayo de 2024

¡Justicia, recarajo!

El Periódico

El término 'libertad' es tan hermoso, como ambiguo el concepto que designa. La misma laxitud hallamos en la concepción actual del liberalismo, tanto en el terreno de la economía, como en el de la filosofía y la política. ¿Cómo decir que uno no es liberal? Entonces,¿defiende la autarquía? Pero la cosa no es tan simple. Encontramos matices y variantes notables desde el liberalismo económico de Adam Smith (su  propuesta de que de la colisión de los egoísmos individuales acabe emergiendo el bien común es de una ingenuidad naif), hasta el neoliberalismo actual, o desde el liberalismo clásico de Locke (que consagra la propiedad privada como derecho esencial insoslayable), hasta el de John Rawls (y su interesante propuesta de un hipotético juez imparcial por ignorar sus condiciones socioeconómicas particulares). La libertad, como supo ver Camus, es un valor complejo que entra en relación dialéctica con otros como la seguridad, la igualdad y la justicia, que son los que garantizan que yo pueda de facto ejercer mi libertad. En efecto, de qué me sirve ser libre de elegir entre 10 restaurantes si mi pobreza me impide afrontar el abusivo precio de sus cartas de menú. Y la cosa es aún más grave si lo que no puedo alcanzar, por más que sea libre de hacerlo, es una vivienda digna, una sanidad de calidad o unos estudios para mí o para mis hijos. Aunque pueda escoger desde una teórica libertad individual, si las condiciones de partida no son equiparables para todos -aunque no necesariamente iguales-, la libertad es un camelo que, en la práctica, solo pueden ejercer los más pudientes. Por eso, antes de "¡Libertad, carajo! ", hay que exigir, y hasta gritar, "¡Justicia, carajo!". Y esa justicia exige un reparto más equitativo de la riqueza, es decir, una fiscalidad proporcional y progresiva. Hoy sabemos que esperar que la libertad de mercado, la ley de la oferta y la demanda, regule todas las dimensiones de la economía, incluidas las que afectan a los servicios esenciales, es sentarse a mirar cómo los peces gordos devoran a los pequeños y terminan imponiendo la voracidad acaparadora de su codicia sin límites. Eso es lo que está ocurriendo allí donde un liberalismo económico a ultranza sin regulación pública alguna, ha impuesto su ley de la selva, llámese Europa, EEUU o Argentina, lugares en los que la distancia entre los que más y los que menos tienen no deja de crecer, bajo la cruel y populista soflama de la libertad para tomarse unas cañitas. 

jueves, 16 de mayo de 2024

Albert Camus y el exilio español de 1939 en Francia


El próximo día 31 de mayo a las 7 de la tarde, presentamos mi libro en el Ateneo La Idea de Madrid. Al día siguiente, por la tarde, en el Retiro, firmaré ejemplares con motivo de la Feria del libro, en la caseta de la editorial Verbum. 

Intervendrán José María Azuaga Rico y Miguel Ángel Rubio Mirón

viernes, 10 de mayo de 2024

Olvidos de Granada

El cemento ha crecido en la pradera

y una guerra ha pasado por Granada. 

Obuses de ladrillos levantan su insolencia

y dejan la tristeza de campos arrasados. 

Era el verde sereno de los campos abiertos, 

tranquilos con el alba de los amaneceres, 

era una historia antigua de caminos y acequias

cercando una ciudad con nombre de fruta. 

Los espíritus ciegos, señores innombrables, 

destruyeron despacio la alegría del árbol

y talaron con saña un centón de alamedas

que quedaron como muertos tendidos en tierra. 

Los especuladores llenaron sus bolsillos, 

y Granada perdió lo mejor del paisaje, 

lo mejor de una tierra centenaria por siglos, 

la serena conciencia del trigo y los maizales. 

Una pálida luz estremece la tierra, 

cristales y ladrillos sobre las calles tristes, 

antes una pradera verde como esmeralda

en la que trabajaban unos hombres alegres. 

Azahares en flor y limoneros, 

manzanos y ciruelos, júpiter y nogales, 

flores del pato, acequias, jazmines y rosales, 

mastranzos y espiguillas, junto a ríos pequeños. 

La ciudad de Granada ha perdido la guerra. 

Los especuladores guardarán de por vida

una negra conciencia de destrucción y muerte. 

                   MARI LUZ ESCRIBANO

www.filosofiaylaicismo.blogspot.com